Los niños aprenden de ti a comer, ¿qué tipo de papá eres? El Norte, suplemento salud, abril 2017
Ser demasiado permisivos o autoritarios con los niños aumenta el riesgo de que padezcan sobrepeso y obesidad.
¿Comes frente a tu hijo comida sana o comida chatarra? ¿Cuando no come lo regañas y si come lo premias con un helado? La respuesta a estas preguntas determinará de gran manera su peso.
La alimentación es sin duda un factor clave para la salud de los niños, pero también lo es la manera en que padres o cuidadores enfocan la hora de comer.
Expertos de asociaciones y comités de nutrición en Estados Unidos y España han evaluado la influencia de diversos estilos de educación en relación a la alimentación infantil, comenta la experta en wellness Elsa Sada.
“De sus investigaciones se desprende que conviene que los padres sean sensibles a las necesidades de sus hijos y respeten sus señales internas de hambre y saciedad, sin olvidar que la presencia de alimentos poco saludables en el hogar debe ser escasa”, expresa.
El ejemplo de los propios padres puede modelar la dieta de los niños, tanto o más que cualquier otra estrategia, agrega la especialista, con maestría en nutrición y dietética por la Universidad de León en España.
Durante los primeros años de vida, los niños aprenden qué, cuándo y cuánto comer a través de sus experiencias tempranas y directas con la comida.
“Las investigaciones revelan que la ingesta de frutas, verduras y de leche aumenta en los niños cuando observan a los adultos consumirlas”, dice Sada.
Las preferencias alimentarias están influenciadas por la disponibilidad, la accesibilidad y la familiaridad de los alimentos, así como el modelaje de los padres.
“Juegan un papel crítico en el desarrollo de las preferencias alimentarias de los niños”.
¿QUÉ TIPO DE PAPÁ ERES?
- Padres autoritativos, prevención más eficaz de la obesidad
Los padres que siguen un estilo de crianza autoritativo ejercen control sobre sus hijos, pero lo hacen con mucho afecto, apoyo y “responsividad”.
“Se trata de una actitud basada en el cariño, la aceptación y el apoyo. Los padres responsivos razonan sus actos y se comunican con sus hijos con cordialidad”, resalta Sada.
En relación a la ingesta dietética se considera que los padres autoritativos siguen criterios bien delimitados, aunque adaptados a la edad del menor.
Además son sensibles a sus necesidades y conductas, así como a sus señales internas de hambre o saciedad. Este tipo de educación disminuye el riesgo de obesidad y se asocia a un mayor consumo de alimentos saludables.
“Este enfoque es el más recomendable”, destaca Sada.
- Padres autoritarios, niños con riesgo de obesidad multiplicado por cinco
En este enfoque se aplica mucho control y se hace de forma crítica, con poco afecto.
“Se emplea una estricta disciplina y puede ser insensible a las necesidades emocionales del niño y suelen haber regaños físicos o verbales”, estima Sada.
Las prácticas autoritarias se caracterizan por pretender controlar la alimentación del niño mediante restricciones estrictas de alimentos específicos, u obligaciones para que el niño coma con poca consideración a sus deseos.
“Los que son sometidos a esta educación multiplican por cinco sus posibilidades de sufrir obesidad. Además al entrar a la edad adulta siguen dietas más desequilibradas, lo que aumenta su riesgo de padecer enfermedades crónicas”.
- Padres permisivos, el riesgo de obesidad se duplica
Los padres o cuidadores permisivos ejercen muy poco control sobre los niños. No confían en el autocontrol del niño y no transmiten expectativas claras acerca de su comportamiento.
“Su actitud puede ser tanto indulgente, se inclinan a perdonar y disimular los errores, o a conceder premios o regalos, o como negligente, con actitud descuidada o indiferente”, advierte Sada.
Desde un punto de vista dietético, estos padres permiten al niño que sea quien decida y escoja los alimentos que formarán parte de su alimentación.
“La permisividad, la indulgencia o la negligencia no son recomendables. Los niños expuestos a estos estilos de crianza, además de realizar peores selecciones dietéticas, duplican su riesgo de sufrir obesidad”, dice Sada.
RECOMENDACIONES
-Haz que la hora de comer sea agradable: La atmósfera emocional en las horas de comer es muy importante, no conviene usarlas como una oportunidad para regañar al niño o hacerlo sentir mal por no comer.
-Predica con el ejemplo: Los padres, familiares o cuidadores son modelos que tomará como referencia a la hora de probar o no probar un nuevo alimento, o bien, a la hora de seguir una dieta sana.
-Exponlo a una variedad de alimentos saludables como frutas y hortalizas: Esto aumentará las posibilidades de que tenga ganas de probarlos.
-Persevera: Con paciencia, la exposición repetida, sin forzar, insistir u obligar, puede romper la resistencia.
-Aumenta el acceso a determinados alimentos: Esto incrementa la preferencia del niño hacia ellos, la clave es evitar que estén en casa los alimentos chatarra.
-Sé tolerante: No lo fuerces a comer ningún alimento, esto disminuirá la preferencia de su parte hacia el alimento.
-La neofobia es normal: No debe tomarse como algo negativo, sino como algo frecuente y esperable.
-No uses alimentos como recompensa, ni frutas y hortalizas como castigo: Alterará las preferencias alimentarias del niño.
Ser demasiado permisivos o autoritarios con los niños aumenta el riesgo de que padezcan sobrepeso y obesidad.
¿Comes frente a tu hijo comida sana o comida chatarra? ¿Cuando no come lo regañas y si come lo premias con un helado? La respuesta a estas preguntas determinará de gran manera su peso.
La alimentación es sin duda un factor clave para la salud de los niños, pero también lo es la manera en que padres o cuidadores enfocan la hora de comer.
Expertos de asociaciones y comités de nutrición en Estados Unidos y España han evaluado la influencia de diversos estilos de educación en relación a la alimentación infantil, comenta la experta en wellness Elsa Sada.
“De sus investigaciones se desprende que conviene que los padres sean sensibles a las necesidades de sus hijos y respeten sus señales internas de hambre y saciedad, sin olvidar que la presencia de alimentos poco saludables en el hogar debe ser escasa”, expresa.
El ejemplo de los propios padres puede modelar la dieta de los niños, tanto o más que cualquier otra estrategia, agrega la especialista, con maestría en nutrición y dietética por la Universidad de León en España.
Durante los primeros años de vida, los niños aprenden qué, cuándo y cuánto comer a través de sus experiencias tempranas y directas con la comida.
“Las investigaciones revelan que la ingesta de frutas, verduras y de leche aumenta en los niños cuando observan a los adultos consumirlas”, dice Sada.
Las preferencias alimentarias están influenciadas por la disponibilidad, la accesibilidad y la familiaridad de los alimentos, así como el modelaje de los padres.
“Juegan un papel crítico en el desarrollo de las preferencias alimentarias de los niños”.
¿QUÉ TIPO DE PAPÁ ERES?
- Padres autoritativos, prevención más eficaz de la obesidad
Los padres que siguen un estilo de crianza autoritativo ejercen control sobre sus hijos, pero lo hacen con mucho afecto, apoyo y “responsividad”.
“Se trata de una actitud basada en el cariño, la aceptación y el apoyo. Los padres responsivos razonan sus actos y se comunican con sus hijos con cordialidad”, resalta Sada.
En relación a la ingesta dietética se considera que los padres autoritativos siguen criterios bien delimitados, aunque adaptados a la edad del menor.
Además son sensibles a sus necesidades y conductas, así como a sus señales internas de hambre o saciedad. Este tipo de educación disminuye el riesgo de obesidad y se asocia a un mayor consumo de alimentos saludables.
“Este enfoque es el más recomendable”, destaca Sada.
- Padres autoritarios, niños con riesgo de obesidad multiplicado por cinco
En este enfoque se aplica mucho control y se hace de forma crítica, con poco afecto.
“Se emplea una estricta disciplina y puede ser insensible a las necesidades emocionales del niño y suelen haber regaños físicos o verbales”, estima Sada.
Las prácticas autoritarias se caracterizan por pretender controlar la alimentación del niño mediante restricciones estrictas de alimentos específicos, u obligaciones para que el niño coma con poca consideración a sus deseos.
“Los que son sometidos a esta educación multiplican por cinco sus posibilidades de sufrir obesidad. Además al entrar a la edad adulta siguen dietas más desequilibradas, lo que aumenta su riesgo de padecer enfermedades crónicas”.
- Padres permisivos, el riesgo de obesidad se duplica
Los padres o cuidadores permisivos ejercen muy poco control sobre los niños. No confían en el autocontrol del niño y no transmiten expectativas claras acerca de su comportamiento.
“Su actitud puede ser tanto indulgente, se inclinan a perdonar y disimular los errores, o a conceder premios o regalos, o como negligente, con actitud descuidada o indiferente”, advierte Sada.
Desde un punto de vista dietético, estos padres permiten al niño que sea quien decida y escoja los alimentos que formarán parte de su alimentación.
“La permisividad, la indulgencia o la negligencia no son recomendables. Los niños expuestos a estos estilos de crianza, además de realizar peores selecciones dietéticas, duplican su riesgo de sufrir obesidad”, dice Sada.
RECOMENDACIONES
-Haz que la hora de comer sea agradable: La atmósfera emocional en las horas de comer es muy importante, no conviene usarlas como una oportunidad para regañar al niño o hacerlo sentir mal por no comer.
-Predica con el ejemplo: Los padres, familiares o cuidadores son modelos que tomará como referencia a la hora de probar o no probar un nuevo alimento, o bien, a la hora de seguir una dieta sana.
-Exponlo a una variedad de alimentos saludables como frutas y hortalizas: Esto aumentará las posibilidades de que tenga ganas de probarlos.
-Persevera: Con paciencia, la exposición repetida, sin forzar, insistir u obligar, puede romper la resistencia.
-Aumenta el acceso a determinados alimentos: Esto incrementa la preferencia del niño hacia ellos, la clave es evitar que estén en casa los alimentos chatarra.
-Sé tolerante: No lo fuerces a comer ningún alimento, esto disminuirá la preferencia de su parte hacia el alimento.
-La neofobia es normal: No debe tomarse como algo negativo, sino como algo frecuente y esperable.
-No uses alimentos como recompensa, ni frutas y hortalizas como castigo: Alterará las preferencias alimentarias del niño.
Alimenta a tu niño interior
Me gusta recordar en el mes del niño que todos llevamos un niño adentro que necesita ser tratado con amor y cariño. En la entrevista colaboro con información relevante sobre la importancia de la crianza y cómo ésta influye en la alimentación.
Con frecuencia sufrimos el mismo problema de adultos, es decir todos llevamos dentro el niño que fuimos y para desarrollar una sana relación con nosotros mismos es necesario cuidar de él o de ella. ¿Pero cómo lograrlo? La respuesta es sencilla y a la vez difícil de practicar: con mucho afecto y apoyo. Es importante tratarlo como nos hubiera gustado que nos trataran en la niñez. Como adultos es de vital importancia comprender y escuchar a nuestro niño herido, sensible y asustadizo.
Pregúntale ¿qué le pasa y qué necesita? Usa tu imaginación para acercarte a él, acariciarle, besarle, abrazarle, darle protección y mucho amor. Dale a tu niño todo el cariño y la comprensión que te falto, abrázalo fuerte y dile que a partir de ahora estará a salvo, que lo cuidarás y aceptarás como se merece. Trata de comunicarte con cordialidad, pacta cuidarlo, quererlo y aceptarlo, juega con él, diviértelo, deja que salga su espontaneidad y a la vez pacta con él sus límites para que domines a tu niño interior, en especial para resaltar su voluntad y disciplina.








